El Elefante Azul

El Elefante Azul

17 febrero, 2021 Arte y Cultura Cuentos Escritos varios 0

Autora: Violeta Arredondo

En algún lugar del planeta, vivía el Rey de la Selva.  Este magnífico ejemplar tenía una melena densa color marrón amarillento sus dientes eran como un garfio y ni pensar en sus garras.

Yuki por naturaleza era un depredador.  Este era muy diferente; era amoroso, sociable, inteligente, hogareño pero un poco olvidadizo (en algunas ocasiones).  Este tenía un cachorro llamado Albert.

Ambos solían refugiarse del sol bajo acacias. Yuki pensó que la mejor forma para que comunicarle e interactuar era a través del ejemplo.  Así que acomodaba unos trozos de madera para colocar hojas y pintar sobre ellas.  Era un ritual de fin de semana.  Un domingo preguntó: 

– ¿Puedo pintar contigo?, dijo Albert.

– ¡Claro, hijo!  Ven y siéntate acá.  Le colocó un cuaderno hecho con grandes hojas de árbol, lápiz, borrador y otros materiales de dibujo. 

− ¿Qué dibujo papá?

– Lo tú quieras hijo mío.  Llena tu cuaderno con obras propias, solo deja volar tu imaginación.  Primero debes aprender a dibujar y luego a pintar.  Todos pueden pintar, pero no dibujar; ese es el secreto.

¡Era tan gracioso ver cómo agarraba el borrador con sus garras! Era tan grande su deseo por aprender a dibujar que necesitó muchas, muchas hojas.  Se esforzaba, estudiaba la fauna y la flora, las caídas de sol, la luz y la sombra; practicaba y practicaba. 

Albert, dibujaba claroscuro.  Pintó jirafas, cocodrilos, osos, ñús, gacelas, tigres, leopardos, panteras, cebras, antílopes, leonas, águilas, buitres y más. Sus cuadernos, estaban repletos de obras.  Eran tan reales, que parecían tener vida propia.

Un día llega afanosamente, y le dice:

-¡Papá, papá, ven acompáñame, quiero enseñarte algo!.

-¿A dónde vamos? Se desperezó, y sacude su melena alborotada.

-Camina.  Vamos a las Rocas del Rey León.

Bajo ese inclemente sol, caminaron algunos metros y ahí estaba…

-¿Te gusta papá?, preguntó muy emocionado a su padre.

El rey león, hace un rugido explosivo y profundo que asustó a Albert.  – Pero ¡Qué has hecho! ¿Estás loco? ¿Cómo se te ocurre eso? Estaba muy molesto.

-Es, es… un elefante azul, dijo casi en un susurro Albert.

-¡Un elefante no es de color azul!, ¿No lo has visto? ¡hasta ha posado para ti!

-Lo sé, papá.  No te enojes.  ¿Pero por qué no puedo pintar un elefante azul?  Su esencia es la misma, sigue siendo un elefante.  Tu eres albino, y no por eso, dejas de ser león.

Yuki, calló.  Ningún bramido emitió. Se echó en el suelo y dijo:

-¡Tienes razón, Albert!.  En el arte, uno crea cosas nuevas; la naturaleza o lo que nos rodea es únicamente un referente para comunicar y trasmitir un mensaje.  El arte es subjetivo, no todos comprenden lo mismo de una obra.  Tu plasmaste un mensaje a través de la forma y el color.  ¿Te das cuenta, que has creado un mural para la posteridad? Hoy, has superado al maestro.  ¡Te felicito!, bramó a todo pulmón.

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