La tejedora de historias

La tejedora de historias

24 febrero, 2021 Arte y Cultura Cuentos Escritos varios 0

Autora: Violeta Arredondo

La hija de doña Tere, estaba en vísperas de graduarse.  Con ese motivo el regocijo familiar, no podía faltar, siendo ella la primera en obtener un título. 

Era una joven educada, solidaria con todas las personas.  Ella no escatimaba el tiempo que tenía, así como lo poco que tenía ella como su familia para ayudar a los demás.

Su largo cabello trenzado color negro, caía hasta la cintura.  Siempre portaba con orgullo la indumentaria que expresaba su identidad cultural de su cultura maya.

¡Qué morena era! Parecía un cuarzo en su máximo esplendor. -Decían los lugareños.

Le echaban piropos.  Ella sonría tímidamente y se tapaba el rostro con su perraje multicolor.

-Al bajar al pueblo, supimos que tu hija Lupe, se va a graduar este año. Dijeron algunos vecinos de la madre.

-¡Sí, así es! A nuestra Lupe le van a dar su título de maestra, este año.

-Por eso, queremos festejarla.  Ella siempre no ha apoyado, ido a visitar cuando estamos enfermos, nos cuida y está pendiente de nuestra salud, como de nuestros hijos… hasta nos ha enseñado a leer.  Nuestro patojos, ya saben escribir.  Todo gracias a ella.

Lupe, es diferente.  Todo el pueblo la quiere.  Por eso, deseamos agradecerle todo lo que ha hecho por nosotros.

Doña Tere, y los representantes del festejo conversaron del tema.

Pasaron las semanas y algunos meses.  Lupe seguía siendo solidaria con sus vecinos, hasta que un día…

-Lupe, la de los ojos soñadores, recibe algo de sus vecinos, le sorprendió sobremanera, su expresión facial cambió por completo, sus manos le comenzaron a temblar. Lo tomó con mucho cuidado.  Únicamente pudo decir -¡Gracias, Dios se los pague!.

Transcurrieron unos días, se celebró el Acto de Graduación.  Fue un evento sencillo, significativo para la familia que nunca olvidaran.  Su Lupe, ya era maestra.

Lupe, portaba el traje ceremonial de su región, ¡Qué hermosa estaba!  Ese traje que días atrás le regalaron sus vecinos, el cual había sido realizado por manos artesanas de su pueblo.

Cada hilo, cada color, cada figura de su increíble huipil, contaba la historia de sus antepasados.  Esas tejedoras de historias, inspiraban un viaje a través de ese tejido.

– ¡Cuánta historia está representado en este traje! ¡Cuántos meses invirtieron para tejerlo!, pensaba Lupe.

Lupe y sus padres recibieron en el Salón Comunal a los ancianos del pueblo, las artesanas, los comerciantes, jóvenes, niños y toda aquella persona que esta joven había apoyado desinteresadamente.  Muchas personas estuvieron involucradas en el almuerzo servido ese día.

-Es evidente como te quieren, dijo la madre.  

-¡Es un honor para mí!, responde Lupe.  ¡Solo he ayudado a los demás, cómo a mí, me gustaría que me trataran, si yo estuviese en su lugar!  Cualquiera lo puede hacer, solo depende de tener amor, voluntad e invertir un poco de tiempo.

La fiesta continuó.  Mientras, Lupe soñaba ser mejor.  Ese día se comprometió a seguir ayudando con más determinación a los pobladores.

Actualmente, Lupe dirige una asociación para ayudar a los demás, su prioridad es incrementar la educación de su comunidad.  Ella sabe que únicamente con la educación su pueblo saldrá adelante.

Lupe, a pesar de tener más obligaciones, no deja a un lado la Responsabilidad Social, con su familia, comunidad, pueblo y con el país que le vio nacer.

Seguramente en algún telar de cintura, se está entretejiendo la historia de Lupe.

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